Llevo muy mal las críticas. Me las tienen que hacer con mucho mimo para no ofender mi más que delicado ego.
Y es que en el fondo, ¿Quién lleva bien las críticas?
Las hay constructivas, o eso dicen. Uno se puede escudar fácilmente en ellas cuando las hace, alegando que es por tu propio bien e incidiendo en el hecho de que, aunque son críticas, son porctu bien. Pero la verdad es que no siempre es así.
Una crítica constructiva es aquella que se realiza con la intención de ayudar a otra persona para que se dé un cambio positivo. Lleva implícita la sinceridad y el respeto y suele venir acompañada de una alternativa o sugerencia de mejora.
En el ámbito profesional puede ser fácil.
– Entiendo que deberías mejorar tus conocimientos de inglés. Te propongo este curso que seguramente te ayudará con ello.
– Quizás deberías fomentar tu capacidad de trabajo en equipo, así que te recomiendo asistas a estas sesiones de dinámicas de grupo que te facilitarán las cosas.
– Veo que delegar te resulta complicado, podríamos trabajarlo un poco observando el aumento de productividad que se da con una distribución adecuada de tareas entre todos los miembros del equipo.
No sé, supongo que hay muchos ejemplos en este campo y aunque no todo el mundo las sabe realizar ni muchos otros gestionar, la verdad es que si se guardan las formas, no están mal.
Tómas nota, te pones un poco las pilas y adelante, con la cabeza bien alta.
Pero ¿y en el ámbito personal?
Uf… aquí raramente se las toma uno bien.
En este caso, ¿Cómo le dices a un amigo o a tu pareja esas cosas que crees que debe mejorar? ¿Y encima le das alternativas para ello?
Bueno, a la pareja solemos decirle las críticas sin muchos miramientos así que ésta no cuenta.
Con los amigos, normalmente te decantas por una de estas opciones.
A.- No lo haces. Te callas. Quizás, según te importe mucho la persona, otro día, con un par de copas de más le comentas algo, acompañándolo de un te quiero mucho, eres mi mejor amigo, lo siento mucho, no te sepa malo pero creo que te lo tenía que comentar… Tampoco tiendes a dar alternativas así que lo de «crítica constructiva» flojea un poco.
B.- Cuando la relación aun siendo buena no lo es tanto, nunca dices nada así que corres el riesgo de que cuando el vaso se llene, saltes de golpe perdiendo las formas. Seguramente lo que sueltes por tu piquito de oro será de todo menos «constructivo».
C.- Simplemente rumias tus cosas como las vacas para volver a regurgitarlo una y otra vez contigo mismo y tratas de aceptar a la persona tal y como es. Al fin y al cabo, ¿Quién eres tu para sugerirle ningún cambio?
Porque las relaciones de amistad son delicadas per sé. Y aunque defendamos a capa y espada que «amigos para siempre, means you’ll always be my friend» en realidad se sostienen por una línea muy fina.
Y es que en el fondo no es fácil aceptar las críticas, sean éstas «constructivas o no». Para ello necesitamos una gran dosis de humildad y confianza y estos son ingredientes difíciles de conseguir.
Yo ya he avisado. Llevo muy mal las críticas. Me las tienen que hacer con mucho mimo, pero me encanta superarme a mí misma así que las acepto como puedo y trato de aprender de ellas.
Curiosamente recibo pocas de los amigos… ¿por qué será?