Adultos Superdotados No Identificados. Grandes olvidados.

Los adultos superdotados no identificados son, sin duda, los grandes olvidados ya que, en general, las personas que muestran interés por las Altas Capacidades lo hacen en calidad de padres o familiares de niños en edad escolar, motivo por el cual la mayoría de Asociaciones de Altas Capacidades nacen como un colectivo cuyo objetivo es ayudar a estos niños (sus propios hijos).   Sin embargo, es imprescindible tener en cuenta que las Altas Capacidades tienen un componente genético importante y por tanto, cuando se identifica a un niño superdotado se debe valorar que quizás los padres, hermanos, tíos u otros familiares cercanos también lo sean. Y francamente, lo más habitual es que los adultos ni siquiera se lo cuestionen, ya que buena parte de ellos llega a este mundo casi por casualidad.   Es fácil que los padres o familiares noten que los niños son diferentes, pero que lleguen a la conclusión de que esa diferencia se deba a una inteligencia fuera de lo común es prácticamente una quimera, y de hecho se tiende a considerar antes cualquier otra alternativa «menos amigable» -cosa de los clichés, los estereotipos y el gran elefante azul de la ignorancia que sobrevuela sobre nuestras cabezas…

Pero volvamos a los Adultos con Altas Capacidades No Identificados.

Jeanne Siaud-Facchin, psicoterapeuta y una de las principales expertas europeas en los problemas que provoca el exceso de inteligencia, nos cuenta en su libro Demasiado inteligente para ser feliz las dificultades que el adulto superdotado vive en su vida cotidiana.

Imagina: Eres adulto, eres superdotado y no lo sabes.

Quizás tengas un hijo o una hija con altas capacidades. En tu búsqueda de información, en tu necesidad de saber, de aprender, empiezas a reconocer las señales. Sufres “déjà vu”, vuelves la vista atrás y entiendes los “Por qué”.

Con suerte, tiempo después, haciendo acopio de un valor inesperado, te enfrentas a ti mismo, te evalúas y confirmas tus íntimas sospechas.

Tu descubrimiento es brutal.

 

Sin embargo, con el conocimiento llega de todo menos la calma.

    Tendrás los resultados, los revisarás, y dudarás. Siempre. Dará lo mismo lo que diga tu psicólogo, los test que hayas hecho o que te identifiques al 100 % con las características emocionales de los superdotados. Pensarás que tú no lo eres, que no puede ser verdad y que hay un error. Y aunque poco a poco, con el paso del tiempo vayas aceptándolo, será difícil que esa sombra de duda desaparezca de tu cabeza. Es como la esperanza que nunca se pierde… pero al contrario…

Pero ¿por qué estas dudas? ¿por qué un adulto superdotado no confía en que lo sea?

Por el falso self,

El falso self – según nos indica Jeanne Siaud-Facchin – habla de una personalidad ficticia que algunas personas construyen con la intención de enmascarar su propio yo, ya sea para agradar a otros, para sentirse incluidos o para protegerse del mundo.

Una máscara que se construye día a día, con esfuerzo y dedicación.   Como el camaleón, que modifica los cristales de sus cédulas y la pigmentación para camuflarse cuando quiere pasar desapercibido, esta máscara permite a los superdotados camuflarse entre el grupo normativo, fingir e incluso llegar a creer que verdaderamente son «ese otro yo» que representan, aunque en el fondo sepan que no es cierto.     Y con el diagnostico surgirán dudas identitarias, dudas sobre quiénes son realmente.     La mayoría de los adultos que no conocen bien en qué consisten las Altas Capacidades piensan que los superdotados tienen que hacer algo grande en su vida. Se imaginan a genios extravagantes y algo locos que han hecho descubrimientos increíbles y que han logrado grandes avances para la humanidad – Albert Einstein, Steve Jobs, Bill Gates, Stephen Hawking…   Y como tienen claro que no son uno de ellos, que de hecho ni se les acercan lo más mínimo, se preguntan: ¿Cómo voy a ser yo superdotado si…

Mi memoria es un desastre, me olvido de las cosas…   Yo no he hecho nada de provecho con mi vida, soy un tipo normal…   No me saqué los estudios, tenía malas notas, me costaba concentrarme…    Soy felíz, me relaciono bien, no creo que tenga los problemas que la gente dice que tiene…

Y la mejora de todas…

A mí no se me dan bien las matemáticas… 

La cuestión es que no se trata de tener éxito según los parámetros habituales, de saberse todas las preguntas del Trivial ni de ser un crack en matemáticas. Se trata únicamente de conocerse a sí mismo, aceptarse y comenzar a eliminar esa máscara que se ha construido para mostrarse al mundo tal y como uno es. Porque los adultos, al igual que los niños, necesitamos saber quiénes somos, qué nos caracteriza, por qué reaccionamos de uno u otro modo a determinadas situaciones.   Y porque el conocimiento nos permite crecer, y adaptarnos mejor a una sociedad que en muchas ocasiones no lo pone nada fácil.

Con el diagnóstico no llega la calma, pero sí que llega la libertad.

Al final, te cueste aceptarlo o no, verás que todo encaja y cada vez que te surja una duda, un pero o un por qué, la respuesta quizás esté ahí. Te sabrás diferente, entenderás que eres diferente, aceptarás que eres diferente y aprenderás a gestionarlo y vivir con ello. Desde el crecimiento personal, la aceptación y el amor propio.   Y siendo así, si eres padre, seguramente te volverás mejor padre, porque cada vez que estés ayudando a tu hijo o a tu hija a convivir con esa diferencia, te estarás ayudando a ti mismo y sobre todo, lo estarás aceptando a él en su diferencia.   Aunque no es un camino de rosas y es posible que por un tiempo te sientas muy perdido, que consideres que no has sabido estar a la altura, que tu vida es imperfecta y que debes hacer algo para cambiarla. Posiblemente te lo cuestiones todo, vivas un tsunami emocional y te preguntes si no hubiera sido mejor no saberlo. O quizás no. Quizás sea como tener una de esas enfermedades raras a las que por fin puedes ponerle nombre…     En realidad el tema es que nadie sabe lo que va a pasar, nadie puede decirte cómo te vas a sentir, cómo vas a reaccionar, si las cosas cambiarán o no y si el saberlo te va a ayudar. No hay garantías y el diagnóstico es un producto sin plazo de devolución. Esto es solo cosa tuya. Tu contra tí. Tu contigo mismo.   Solo tú decides seguir o no viviendo en la ignorancia…